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Mostrando entradas de febrero, 2020

La Epopeya de mi radio

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Mi radio, 1956.     El 8 de octubre de 1956, un lunes. Serían las 5 de la tarde y ya el transporte del Colegio me había soltado en casa . (Viví 16 años en Colinas de Bello Monte, y para aquel día apenas habrían transcurrido 4 ó 5 meses de habernos mudado a ése, nuestro bendito primer hogar en Venezuela).      A aquella hora yo reverberaba con una tórrida ansiedad. El aparato de radio blanco que se ve en la foto, junto a mi lamparilla de noche, era el centro ceremonial. De tubos, Emerson para más señas , fiel reportero por muchos años del acontecer del mundo. Esa tarde repartía por mi cuarto las vibraciones del 5º juego de la Serie Mundial. Yo, un yankee ya inveterado, vibraba ante el choque con el enemigo natural, los Esquivadores (los temidos Dodgers).      Ya hacía dos años había iniciado la contienda personal con mi papá, quien me introdujo en el enrevesado lenguaje de lo que él llamaba “la pelota” usando un juego de mesa con tarjetas y dados. Por esa natural competición con los pad

Entrevista con Carolina Jaimes: Aquel niño tácito, hecho de pensamiento.

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Aquel niño tácito, hecho de pensamiento Luis Felipe Blanco se dedicó a la Pediatría porque percibió tempranamente la diferencia entre habitar el mundo de los niños y el crudo batallar de las salas de adultos. CAROLINA JAIMES BRANGER ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL 01/02/2020 09:09 pm      Es el sabio taciturno del que hablaba Andrés Eloy Blanco en el pórtico de su  Canto a los hijos : “seis años cuenta ahora mi charro turbulento, ocho mi niño tácito, mi sabio taciturno; aquél hice de chispa y éste de pensamiento”. Su padre estaría muy orgulloso de saber que se hizo pediatra, como su abuelo; que además escribe maravillosamente y hasta una novela tiene guardada en muchos cuadernos. Guarda el amor que tanto él como su madre le inculcaron por los libros, ha sido vertical en sus procederes y lleva la libertad como una antorcha. Luis Felipe Blanco recuerda el pasado, es lapidario con el presente y reflexiona sobre el futuro. Andrés Eloy Blanco con su esposa y el escritor Rómulo Gallegos  CORTESÍA