La Epopeya de mi radio
Mi radio, 1956. El 8 de octubre de 1956, un lunes. Serían las 5 de la tarde y ya el transporte del Colegio me había soltado en casa . (Viví 16 años en Colinas de Bello Monte, y para aquel día apenas habrían transcurrido 4 ó 5 meses de habernos mudado a ése, nuestro bendito primer hogar en Venezuela). A aquella hora yo reverberaba con una tórrida ansiedad. El aparato de radio blanco que se ve en la foto, junto a mi lamparilla de noche, era el centro ceremonial. De tubos, Emerson para más señas , fiel reportero por muchos años del acontecer del mundo. Esa tarde repartía por mi cuarto las vibraciones del 5º juego de la Serie Mundial. Yo, un yankee ya inveterado, vibraba ante el choque con el enemigo natural, los Esquivadores (los temidos Dodgers). Ya hacía dos años había iniciado la contienda personal con mi papá, quien me introdujo en el enrevesado lenguaje de lo que él llamaba “la pelota” usando un juego de mesa con tarjetas y dados. Por esa natural competición con los pad