César Rondón, César Miguel y México
Para César Miguel, cumpleañero Hace tal vez dos meses me sentí tentado a escribir lo que ahora garabateo. Por un momento creí mi deber expresar mi grima. Me sentí tocado como miembro directo de esa cohorte de niños mexicano-venezolanos a que aludió en esos días un amanuense del régimen, un ignoto integrante de la claque de yes-men que se granjean enchufes mostrándose estelaristas del odio vocacional. Quiso este quídam poner en duda la legítima venezolanidad de alguien que ha ostentado con más brillo y categoría su gentilicio que cualquiera de los fiscales asignados por el régimen para cooptar toda iniciativa digna. Y quiso devaluarlo con un inédito calificativo. Mexicano-venezolano. Qué lastimero papel. Pero ante la desproporción entre ofensor y agredido, opté por esperar la respuesta del lado noble. Arremetió contra César Miguel Rondón a nombre de la oficina que por sus andares parece haber sido creada para